El anciano anda muy despacio, apoyándose en el bastón. Le gustaría cruzar la calle, pero imagina que está en una isla, una isla en un río de asfalto. Cómo cruzar la calle, si está llena de cocodrilos que quieren atropellarle. «Abuelo, vaya por el paso de cebra», dice un chaval. «No, de eso nada», contesta el señor, «que esa pasarela parece muy endeble».
3 comentarios:
y entonces saca su opolla vieja llena de enfermedades enfrentándose a la inanidad de lo que creímos que era la historia.
¿Los semáforos son las palmeras? Me disgusta esa idea... Esperar dos minutos a que maduren los cocos...
Decía Stefano Benni (bueno, dice), que los viejecitos deberían ser exploradores.
Anda que no.
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