jueves, 23 de agosto de 2012
La vida vista desde lejos
Soñé que me encontraba a mi yo de quince años y pensaba: tengo que decirle algo, darle algún consejo. Pero enseguida me di cuenta de que era mejor no decirle nada, ya que no me haría caso. Cómo hacerle entender que en realidad está en la mejor época de su vida, cuando para él esa época está llena de infelicidad, amargura adolescente, alienación estúpida. Sí, podría alegar yo, pero eso es porque te preocupas por cosas sin importancia; olvida ese apremio y disfruta de la libertad de tener toda la vida por delante. Luego todo va a peor y se van al garete nuestros sueños y nos vemos abrumados por responsabilidades y obligaciones. Además, relájate, que a las chicas nunca vas a entenderlas. Pero no, para qué decir nada. A lo sumo, conseguiría que me mirase con superioridad y contestase algo así: no, tío, te equivocas, yo no seré como tú, yo no.
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1 comentario:
No sé si habrá notado que mientras trata de hablar con ese quinceañero hay un anciano haciéndole señas... no, seguro que no lo ha visto.
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