sábado, 25 de agosto de 2012
El imaginador
Yo, damas y caballeros, soy un imaginador. Imagino mundos, me los invento. Esto no significa que esté loco, aunque tampoco lo podemos descartar. Me dedico a esta tradicional labor de imaginarse cosas desde muy joven. Es algo casi instintivo, pues desciendo de una larga estirpe de imaginadores. Mi padre, que en paz descanse, se pasó la vida entera imaginando, incluso en su lecho de muerte. Sus últimas palabras no fueron para decirme que me quería o que estaba orgulloso de mí, sino misteriosas e inquietantes. Dijo: «La niña era así desde la más temprana infancia». Yo no sabía a qué niña se refería, pues soy hijo único, pero lo continué: «Sus padres lo habían intentado todo, desde el mesmerismo hasta el psicoanálisis, pero nada había funcionado». Él ya no dijo nada más: se limitó a morir con una sonrisa en los labios.
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2 comentarios:
esta entrada tuya me ha encantado.
Un saludo
Un señor pez gordo, sí señor.
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