miércoles, 4 de julio de 2012
Historias de gente corriente: Marta
Yo a los amigos de mi novio los aguantaba sólo un rato. Venían a casa y hablaban de temas que no me interesaban nada. Que si el futbolista tal, que si el músico no sé qué. Yo entonces me despedía con una excusa y me iba a dormir. Una noche en la que estaba leyendo en la cama, me di cuenta de pronto de que había mucho silencio en casa. ¿Les habrá pasado algo?, pensé. ¿Estarán viendo porno en el salón clandestinamente? ¿Los hombres adultos hacen esas cosas? Con cuidado, sin hacer ruido, salí al pasillo y oí sus voces. Susurraban. Me dio un poco de miedo porque pensé que nada bueno podía salir de eso. Susurros en la oscuridad. Se susurra en la oscuridad para rezar (por miedo) o conspirar. O para hacer el amor, pero descarté que estuvieran montando una orgía homosexual. Me acerqué un poco más, para entender lo que decían. Hablaba mi novio. Decía que todavía no había sido capaz de olvidar a Paula. Quién es Paula, me pregunté yo. ¿Cómo es que nunca me ha hablado de ella? Mi novio confesó a sus amigos que la seguía amando, que la amaba con hambre, ansia y desesperación y que trataba de mantenerse lejos de ella como un ex drogadicto intenta evitar su adicción. La mentira apenas me molestó, me di cuenta enseguida. Era el agravio comparativo lo que me importaba. Yo quiero provocar hambre, ansia, desesperación. Que me evite porque no puede soportar el deseo. Que sólo pueda hablar de mí en susurros, para que no le escuchen los oídos equivocados.
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6 comentarios:
Algo laaaargo
Genial.
Sk
Demasiado cooorto, para lo que yo quisiera.
Y están todas locas como cabras, está claro. Y usted, medio para allá, que parece que las entiende.
Uau! Genial! Comprendo a Marta, casi mejor ser Paula
Excelente!!!
Muy bueno.
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