martes, 22 de mayo de 2012
La ofensa
Sonó el teléfono. Era la voz de un extraño, que dijo: «usted me ha ofendido». Colgó. Yo seguí haciendo mis tareas (preparaba una disertación sobre el somormujo común para la asociación ecologista de Pinares de Entretiempo) sin prestar mucha atención al suceso. Volvió a sonar el teléfono. Era la misma voz de antes, que repitió: «usted me ha ofendido». Antes de que pudiera contestar, había colgado de nuevo. Qué gente más rara hay por el mundo, pensé. Sonó otra vez el teléfono. «Usted me ha ofendido», repitió la voz. «¿Cómo lo he ofendido, si ni siquiera lo conozco?», me dio tiempo a preguntar esta vez. «Muy sencillo», contestó la voz: «ignorándome».
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1 comentario:
Heberle colgao, hombre...
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