Con esta crisis, hay que sobrevivir como se pueda, de ahí que inserte publicidad en mis novelas. Pero no de cualquier manera, no se crea. No es que interrumpa la narración para meter un anuncio a toda página, no. Lo que hago es más disimulado. Por ejemplo, el protagonista siempre fuma esa famosa marca de cigarrillos que tiene usted en mente ahora (no digo el nombre aquí porque esto no me lo pagan). Y se para a reflexionar sobre lo baratos que son y lo bien que sientan a cualquier hora del día. Esas cosas. Pero engarzadas en la narración, ya le digo.
4 comentarios:
ajjajaja, bueon, gajes del oficio.
Muacks!!!
Para como esta la cosa, tarde o temprano todos estaremos vendiendo cigarrillos.
Como en el Show de Truman, pero novelesco.
No tardaremos en ver a los políticos con camisetas con sponsors.
Puede que incluso de empresas que fabriquen bombas de racimo (el símbolo serán unas inofensivas uvitas).
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