Me quitaron el mar, se lo llevaron, repetía Otto von Bruckner, antiguo almirante de la armada austrohúngara, tras la conferencia de paz de París de 1919. Paseaba desolado (y desempleado) por las calles de Viena, entonando esta letanía. Me quitaron el mar, se lo llevaron. Y los transeúntes, inquietos, se apartaban del camino de von Bruckner, que así surcaba la multitud, a la deriva.
2 comentarios:
Pobre Otto, boliviano tan de repente.
sí, eso es un poco la vida, ir a la deriva
Publicar un comentario