La voz, que bien podría ser Dios o Satanás, le ordena al hombre que se levante de la cama y se enfrente a la vida, que le está esperando. Esto no es justo, piensa el hombre, que la vida está armada y es peligrosa y él sólo es oficinista. La voz lee los pensamientos del hombre y le acusa de cobardía y desacato. Él se pregunta si no podría haberle tocado una voz más simpática, aunque le ordenara asesinar a sus familiares o algo por el estilo.
2 comentarios:
Uh. Eso debería hacérselo mirar, ese hombre...
nunca estamos satisfechos con las voces que tenemos.
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