Cuando me despierto, me dice que tuvo que bajar la persiana porque había un hombre en el balcón de enfrente mirándola.
—Así que te ha visto las tetas gratis, ¿no? —le pregunto.
—Supongo, que no creo que me tapara con los brazos estando dormida.
—¿Cómo era el hombre? ¿Era un señor mayor?
—Ni idea, ya sabes que sin lentillas no veo nada.
—Igual era una gaviota.
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