Las cuatro de la mañana, una brisa viene del mar. Se está muy bien en la calle. Una cucaracha de tamaño familiar cruza la carretera, como si viniera a pedirme fuego o a preguntarme la hora. Yo no me quedo a esperarla en la acera y sigo mi camino, que a estas horas no tengo muy claro cuál es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario