sábado, 10 de julio de 2010

La tormenta

Primer plano de la chica. Desde lo alto de su nariz, veinte años de pecas nos contemplan. Está enfadada. Muy enfadada. Sus ojos brillan verdes de envidia. O quizá es que son verdes a secas. Será eso.
Primer plano del hombre. El hombre sonríe. Como si se dedicara a ello profesionalmente. Es decir, como si le pagaran por ello, que resulta que es el caso, pues se trata de un actor. El actor sonríe de una forma un tanto bobalicona, como si hubiera hecho una gracia que desconocemos. O simplemente como si fuera idiota.
La chica insulta al hombre. Improvisa graves insultos. Plano de la taza de café. El café no sonríe ni dice nada. Permanece negro y líquido. Sin embargo, vemos la superficie del café mientras resuenan los insultos de la chica. Una retahíla de improperios y una negrura insondable. Como si fuera una metáfora de algo importante, pero sólo es una taza de café.
La chica toma aire. Suena una canción de Buddy Holly, pero como si viniera de muy lejos.

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