viernes, 30 de julio de 2010

Felaciones

—Me siento poderosa con tu polla en la mano, como si tuviera una pistola.
—Una porra.
—No, que dispara. Sobre todo cuando la tengo en la boca. Es como una metáfora del suicidio.
—Sí, pero en este caso la pequeña muerte la tengo yo.
—Oye, ¿Hitler se pegó el tiro en la boca o en la sien?
—Creo que en la sien.
—Qué pena. Se me había ocurrido: «la felación como símbolo de la caída del nazismo».
—Suena a título de conferencia.
—No, para eso bastaría con «Las habilidades orales», que hay que disimular. O «Recuerdos de una felatriz», si fuera una obra de teatro.
—De una felactriz, y podría ir sobre la vida de Marilyn Monroe.
—Ay, ya estamos con el mito, con la rubia.
—Los caballeros las prefieren rubias, dicen.
—Pensaba que tú las preferías pelirrojas.
—Yo no soy un caballero.

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