martes, 22 de junio de 2010
I don't love anyone
«Pero tú no quieres a nadie, Míchel», me dice con seriedad fingida, como retándome a decirle que la quiero a ella. Yo me hago el indignado, aunque tenerla tan cerca me está volviendo loco; ya hace veinte minutos que me pregunto qué ropa interior lleva debajo del vestido y estoy valorando seriamente la posibilidad de meterle mano aquí mismo, aunque sé que no es el momento. Así que tiro de autocontrol zen y farfullo de forma muy digna algo que luego no recordaré. A una mujer que no es tuya no puedes decirle que la quieres. Aunque la tengas en tus pensamientos todo el rato y no sólo de forma depravada. No, hay que disimular. Siempre. Las mujeres son el mal, todo el mundo lo sabe, y más si tienen esos ojos. Pero no la mires a los ojos, que igual dices alguna tontería. Bien, a las tetas, así pensará que te gusta su cuerpo, pero nada más. No vayas a decirle algo de lo que te arrepientas luego. No le cuentes, qué sé yo, que la quieres. No. Si tú no quieres a nadie. Eres como un Bogart melenudo y dentro de un rato, cuando se marche, vas a emborracharte, pero dignamente, como los tipos duros, que además no bailan.
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