Me despierta movimiento en la cama. Es ella, que, de espaldas, se restriega contra mí. Dándose cuenta de que ya estoy despierto, me coge la mano y se la lleva a los pechos. Así da gusto que lo saquen a uno del sueño, pienso.
Después del sexo, miro un momento la ventana. Empieza a clarear, pronto saldrá el sol. Me acuerdo de cuando tonteábamos, de cuando decíamos que un día teníamos que ver juntos el amanecer. Pero hoy no será, que enseguida volvemos a estar dormidos.
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