Verónica, la secretaria del jefe, menea graciosamente las caderas mientras yo simulo trabajar en el informe que tengo que mandar a Singapur, país que está más cerca que ella. Ella está a un par de años luz, supongo. O años dinero. Seguro que se acuesta con el jefe, aunque ésta sea una afirmación caprichosa producto de la frustración y del insistente observar de sus caderas, que se balancean en el espacio-tiempo con una cadencia perturbadora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario