martes, 29 de septiembre de 2009

Prestidigitación

—El atraco estaba destinado a salir mal desde el principio.
—¿Por qué?
—Toda la culpa la tiene Mendelievov. Estábamos jugando al ajedrez en la cocina. Yo estaba enfadado porque me acababa de ganar: él tenía póquer de reinas y yo sólo un trío de peones. Le llamé beduino y tiré las piezas al suelo. Entonces me dijo que tenía un plan para atracar un banco y que así podría recuperar mi dinero.
—¿Cuál era el plan?
—Mendelievov es ilusionista. La idea era que lo contrataran en el banco y subrepticiamente escamoteara dinero que me entregaría después cuando me presentara como cliente. Me pareció muy ingenioso: un mago que usa sus trucos para robar.
—¿Qué salió mal?
—Mendelievov, que pedía un aplauso a los clientes y empleados cada vez que robaba algo. Lo peor fue en el momento de entregarme el botín, que pidió la atención de todos e hizo como que sacaba dinero de detrás de mi oreja. No tardaron en detenernos, claro.
—Vaya calamidad.
—Al menos nos aplaudieron mucho.

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