lunes, 28 de septiembre de 2009

La guerra de Altavoz

Altavoz recibe una carta de su banco informándole de que la última guerra ya ha prescrito y, por lo tanto, su pensión de veterano ha sido anulada por el ministerio. Altavoz se indigna ante tal expolio. Yo no vi morir a mis compañeros con una sonrisa en los labios para que ahora me roben los burócratas que se parapetaban detrás de escritorios y no en trincheras, piensa. Dónde estaban ellos cuando las balas del enemigo nos peinaban sin delicadeza. Qué sabrán ellos de remendar piernas y brazos de camaradas.
Hecho una furia, acude a la oficina de correos para hacer justicia. Redacta un telegrama insultante en nombre del presidente de la república y lo envía al canciller alemán. Días después, estalla la guerra y Altavoz es llamado de nuevo a filas.

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