miércoles, 12 de agosto de 2009

Despedidas nocturnas

Nos despedimos en una calle solitaria y echamos a andar en direcciones distintas. «Míchel», oigo que me llama de pronto. Me giro y la veo levantarse el vestido, enseñándome unas nalgas apenas cubiertas por la ropa interior. Por fin alguien me dice adiós como es debido, pienso.

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