Estoy solo entre la multitud y nadie lo sabe. Suena como un haiku. Paseo por las calles imaginando cosas que no existen y por un momento me gustaría que hubiera ahora alguien a mi lado para poder contárselas. Pero no me valdría cualquiera, hay chicas tontas que te miran sin comprender. No. Me cruzo con un hombre y me pregunto si sospechará que le miro porque estoy imaginando una vida para él, una vida narrada por una vecina ficticia que se enamoró de él en el supermercado. Y me cuento una historia más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario