—Mi madre me pregunta por qué no quedo contigo y yo sólo le digo que no puedo.
—¿Y por qué no puedes?
—Porque me quieres.
—¿Y acaso no me quieres tú también a mí?
—Sí.
—Pues yo sólo veo motivos para quedar, tía loca.
—No es tan fácil.
—Sí lo es. En realidad, sí lo es.
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