—Lo que es innegable es que las únicas lágrimas masculinas que conmueven a una mujer son las de su hijo.
—Pues cuando lo hace a las cinco de la mañana lo que me sale es gritar «joder».
—Ya, pero vas, ¿no?
—Sí.
—Seguro que si me presentara borracho y anhelante en tu portal a las cinco de la mañana no tendría el mismo éxito.
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