lunes, 9 de junio de 2008

Poética

-¿Te has dado cuenta?
-¿De qué?
-El conductor del autobús.
-¿Qué pasa con él?
-Es igualito a Pavese.
-Joder, ¿ya empiezas con tus tonterías? Estás obsesionado con la literatura, deberías ir al psicólogo.
-Oye, no te pases. Te digo que el conductor es el vivo retrato de Pavese. Seguro que hasta se llama César.
-Estás enfermo.
-Claro que sí, tengo el mal de Montano, de Enrique Vila-Matas.
-Gilipollas.
-Voy a hacer como que no te he escuchado, que estoy convencido de que ese hombre es Pavese reencarnado en esta ciudad española. Autobusero de día, poeta de noche, que suena a película mala de los setenta. Voy a preguntarle.
-Haz lo que quieras.

-Hola, ¿es usted Cesare Pavese?
-¿Es que no sabe leer? "No hablar con el conductor".
-Perdone.

-¿Qué? ¿Qué te ha dicho, listo?
-Me ha dicho que sí, pero que le guarde el secreto.

No hay comentarios: