Cásate conmigo, le dice él. Ella le mira a los ojos y con una media sonrisa contesta que eso es imposible, que cómo va a echarla de menos entonces, si ella lo que quiere es su anhelo. Y con un sonido de cristales rotos que podría ser la risa de ella o el corazón de él, desaparecen los amantes en un fundido en negro.
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