martes, 6 de mayo de 2008
Locamente enamorado
Tú no lo entiendes, pero tienes que ser mía. Me lo dicen todas las noches unas voces en mi cabeza. Mi psiquiatra dice que es esquizofrenia, pero qué sabrá él de romanticismo; yo creo que escuchar voces en mitad de la noche ha de tener una explicación menos prosaica que una enfermedad mental. Es el amor, querida, que me susurra tu nombre cuando me meto en la cama y no me deja dormir. Bueno, en realidad, el amor, el destino, el Olimpo entero, todos ellos se reúnen en mi dormitorio cuando cae la noche y, con un alboroto tremendo, exigen que seas mía. Sigo el designio de fuerzas más poderosas que la voluntad de los hombres, ¿quién soy yo para oponerme? Podrías facilitar las cosas, hacer como que tú también escuchas las voces y ser mía. Aunque sólo sea para que pueda dormir.
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