martes, 1 de abril de 2008
Del tedio
Me aburro terriblemente. Y me aburro, básicamente, porque tengo la sensación de que de repente nadie me hace caso, lo que también me molesta bastante. Paso el día en completa soledad, en absoluto silencio, como si perteneciera a alguna orden monacal. A veces, creo que para aumentar la sensación de aburrimiento, salgo a la terraza y me tiendo al sol, como los lagartos o los ancianos, y me digo que la vida se me ha ido en días así. Pienso en escribir, y escribo, pero no tengo muy claro para qué. De vez en cuando me siento frente al ordenador simplemente a leer y releer lo escrito hasta que pierde todo sentido, si es que lo tenía en un principio. Me siento como un animal enjaulado y me apetece romper cosas, como hacen constantemente en las películas (en la vida real nunca se lo he visto hacer a nadie). Pierdo la cabeza de forma inexorable, poco a poco, sin alarmar a nadie.
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