Es invierno, hace frío en la calle y la habitación, pero nos calentamos con nuestros cuerpos. La sujeto firmemente por las caderas cuando follamos sin contemplaciones y olvido mi vida pasada. Destruirá a muchos hombres, me digo, porque cuando habla es inevitable volverse loco por ella, igual que es imposible no volverse adicto a su cuerpo. Pero, cuando descansamos el uno al lado del otro y me acaricia distraídamente el pecho, manda a dormir a todos mis demonios.
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