Ella le llama por la noche para decirle "Feliz Navidad", como hace cada año. Él no se muestra demasiado comunicativo, pero eso también forma parte de la costumbre. A ella le molesta que lo vea todo negro y así se lo dice. Él se enfada y le responde: "no entiendes nada". Discuten. "¿Por qué estás tan convencido de que nada vale la pena?", le pregunta ella al borde de la exasperación. Él suspira y su voz suena muy lejana cuando contesta: "Porque eras tú; eras tú y nada más". Después cuelga, y a ella le cuesta no llorar.
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