No tengo planes, los he dejado todos atrás. Dentro de nueve meses cumpliré treinta años y no tengo nada planeado. La idea de vivir en Madrid dejó de tener sentido prácticamente desde el principio. Málaga sigue siendo una condena. En general, los dos últimos años han sido un error, una pérdida de tiempo. Salvaría sólo el quince de enero y las cómplices francesas a medianoche. Espero el nuevo año sin expectativas de ningún tipo, sin planes ni listas de propósitos o despropósitos. El tiempo es sólo un paisaje imaginario. No va a pasar nada.
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