domingo, 7 de octubre de 2007

Die Verwandlung

En mitad de la noche, el señor Novak se levantó de la cama para ir a mear. Al encender la luz del cuarto de baño, se encontró a Gregor Samsa que, de pie y perfectamente trajeado -como si se dispusiera a ir al trabajo-, le saludó con un gesto de la mano. Qué asco, se dijo Novak mientras lo mataba a golpes de zapatilla.

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