Hay cierta humillación a la que ya no estoy acostumbrado, pude escapar en cuanto conseguí la autonomía personal suficiente para evitar enfrentarme a situaciones que pudieran desembocar en ella. Por eso me resulta tan difícil volver a hacerlo. Además, el sufrimiento está sobrevalorado y la recompensa no es tan grande. Bah, ¿por qué no os quedáis con el mundo y me dejáis a mí tranquilo?
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