La locura es una cuestión arbitraria. ¿O no es de locos que nos parezca natural que chicas de 18 años anuncien cremas antiarrugas? "Mira, no tengo arrugas gracias a esta maravillosa crema, el hecho de que acabo de cumplir 18 años es irrelevante". O que los bancos se anuncien en televisión como amiguitos para siempre deseosos de ayudarnos. O que se exija respeto a la creencia en un ser invisible omnipotente (la verdad es que como ser omnipotente es de los peores). "No hay que insultar a Dios". Y no hay que insultar a Batman, claro, que también tiene seguidores.
Sin embargo, el loco soy yo, que decido vivir en un mundo propio tan ficticio como el oficial.
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