Las mujeres se me han dado históricamente mal y actualmente peor. Para empezar, no sé hablar con ellas. Nunca sé qué decir cuando hablo con una desconocida porque no me considero interesante en absoluto. Bueno, soy interesante desde un punto de vista clínico. O zoológico. Pero "mira lo perturbado que soy" nunca ha sido la frase más atractiva del mundo. Argh, si al menos fuera guapo podría guardar silencio y pasar por "misterioso". Qué difícil es el ligoteo para quienes nos movemos entre traumas infantiles.
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