Me senté en un rincón y observé a las parejas que bailaban y se miraban a los ojos como diciendo: "estoy al tanto del misterio". Yo permanecí en mi sitio, al margen del misterio. También quería una vida real, pero en mi cabeza todo era muy diferente. Para qué desear lo que no podía tener. Era mejor ser otra cosa. Escribiré las canciones que vuestras hijas bailarán con otros hombres, me dije, y comencé a beber.
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