domingo, 4 de diciembre de 2005

Everything goes to hell

Ya es navidad y no me había enterado. Un espeso manto de nieve cubre las calles y los niños salen a jugar... en algún otro lugar de la geografía española, claro. Aquí nunca nieva, sólo hace frío. A veces llueve, pero poco más. De pequeño me encantaba la navidad, me parecía una fecha muy especial. Lo mejor eran los regalos, como buen materialista. Me encantaba que me regalasen objetos de Lego, ya que siempre me ha gustado construir cosas. El caso es que me siguen gustando, pero, como se supone que soy un adulto y hay que respetar ciertas convenciones sociales, no me compro nada, pero cuando tenga hijos, y los tendré aunque tenga que raptarlos de familias adineradas, les regalaré cosas de Lego, si para entonces no ha quebrado la empresa, y luego utilizaré la excusa de ayudarles. Es uno de mis planes de futuro, sí.

De todos modos, si alguna amable señorita desea regalarme algo, agradeceré más su lencería que rememorar la infancia.

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