lunes, 17 de octubre de 2005

Cataluña, España, y el sexo de los ángeles

(Publicado también en El Otro Diario)

Nuevamente en este país –no diremos cuál-, nos encontramos inmersos en uno de los apasionados debates a los que nos tiene acostumbrados la clase política: ¿Qué es nación? ¿Qué es Cataluña? ¿Qué es España? ¿Qué es Churriana? Y, lo más importante, ¿sirve para algo la nación? Creo que sería buena idea que Zapatero, como si fuera un nuevo Constantino, convocara un concilio en alguna región costera y turística, y con todos los gastos pagados, para debatir acerca de la divinidad de la nación y si está es una, trina o multiorgásmica.

El asunto no es para menos. Cada bando acusa de herejía a los restantes y se niega a dialogar con aquellos a los que considera sucios infieles. De hecho, cuentan que Rajoy ya ha asegurado en privado que la sonrisa de Zapatero le recuerda a la del Anticristo (suponemos que conocía a este último anteriormente) y que él no se sienta a hablar con el Anticristo sin permiso previo de Aznar. Intentemos explicar este embrollo. Por un lado, tenemos al PP, que afirma que no hay más que una única nación y para defender esto se apoya en su interpretación de la Palabra Divina (es decir, la constitución, aunque hay que decir que en el pasado se mostraban un tanto ateos…). Por otra parte, Zapatero dice que no lo llamen matrimonio… no, perdonen, dicen que hay que buscar un término distinto a “nación” que contente a todos. El Foro de la Nación, por el contrario, todavía no se ha manifestado, pero no se confíen. Ahora se dice que se ha visto a Zapatero descender del monte Sinaí llevando dos tablillas de piedra que contienen 8 fórmulas distintas para definir a Cataluña. Rajoy ha contestado a esto diciendo que es una vergüenza, pero no ha explicado por qué, suponemos que para no afear el mensaje con explicaciones. Carod se empeña en hablar en catalán e Ibarra proclama que una de las señales de una posesión diabólica es hablar en lenguas extrañas, a lo que Acebes responde que él siempre sospechó de Carod y que sólo hay que recordar aquella foto con la corona de espinas que se sacó junto a Maragall, otro peligroso satánico.

Mientras tanto, el precio de la vivienda sigue por las nubes y cada vez cuesta más llegar a final de mes, ¿pero qué son estas minucias frente a las verdaderas cuestiones de la vida?

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