(Publicado originalmente en El Otro Diario)
Se habla de quitar la filosofía de los planes de estudio, ¿pero alguien ha dicho algo de eliminar la educación física? Para empezar, Hitler estaba a favor de ella (lean “Mi lucha” si no me creen y así también desperdician parte de su vida ustedes), así que ya tenemos una clara relación entre el nacionalsocialismo y la educación física en centros de enseñanza.
Por no hablar de que sólo sirve para humillar a los chicos gordos y los enclenques que, hermanados, optan por el onanismo desaforado ante el hundimiento de todas sus esperanzas de conquistar a las chicas que presencian su humillación pública bajo la tiranía de atléticos muchachos arios y profesores que, admitámoslo, de alguna forma tienen que encauzar su frustración, ya que ser profesor de gimnasia amarga a cualquiera (no es sorprendente que tantos revolucionarios a lo largo de la historia hayan dejado escrito que los primeros en ser fusilados serían los profesores de gimnasia), lo que es el segundo punto de encuentro con el nazismo -la humillación y los arios atléticos, no el onanismo, que sigue siendo libre y democrático-. Yo era un chico enclenque y sé de lo que hablo, ya que tuve que optar por la masturbación y sigo optando.
Así, en un acto de coherencia, para acabar con estas hordas de pajilleros compulsivos que se masturban con el inconfesable propósito de no procrear, los colectivos católicos deberían apoyar que se elimine la educación física de nuestros planes de estudio o, en todo caso, que se limite a clases teóricas, que al fin y al cabo todo el deporte que practicarán en su vida adulta esos chavales será sentarse en el sofá a ver la liga de fútbol, la final de Roland Garros si llega el español de turno, y algún otro deporte minoritario si tiene también la fortuna de contar con un representante de la patria que uno siga. ¿Pero dónde están los obispos cuando se les necesita? ¿Ha dicho algo Benito 16?
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