Hoy he aprendido que no tengo casa.
Pienso que si no estoy más triste es porque quizás he asumido la derrota, casi sin darme cuenta. Hay pocas cosas que me emocionen ahora mismo. Es posible que no creer en Dios, los Reyes Magos, o el Ratoncito Pérez, pero sí en el amor sea un poco tonto.
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