martes, 12 de abril de 2005

El Papa bueno

(Publicado originalmente en El Otro Diario)

En menos de un mes nos han dejado el Papa malo, el del Palmar de Troya, y el Papa bueno, el del Vaticano (este último no nos ha dejado del todo, y si no me creen prueben a encender la tele o abrir el periódico). Este cronista esperaba que le llegara al correo el billete de avión a cuenta de El Otro Diario con destino Roma para cubrir desde allí la noticia como es debido, aunque he de reconocer que más seductor es cubrir el carnaval de Río que estar entre curas y monjas, pero Roma bien vale un sacrificio. Pero no, finalmente no me llegó nada, así que tuve que seguir las exequias desde el salón de casa, como todo hijo de vecino. Mi madre, que preparaba el cocido mientras comentaba a voz en grito las virtudes de Juan Pablo II (entre las que se incluía ser amigo de sus amigos), me echó en cara que ver la tele no era periodismo de investigación ni era nada. A mí me molestó su falta de fe en mí, así que en señal de protesta no repetí postre. Hay que decir a su favor que razón no le falta y que pienso seguir las elecciones vascas por la tele, como dios manda, y luego escribir sobre ello sin el menor rubor.

Volviendo a Juan Pablo II, se ha ido el Papa diplomático (en la senda de grandes diplomáticos como von Ribbentrop, Molotov o Kissinger), el Papa de la eterna sonrisa. Llamaba aberraciones a los homosexuales, recomendaba a los africanos que no usaran condón -que más cristiano era morir de SIDA-, y exigía a los abogados católicos que se aferraran a la objeción de conciencia en casos de divorcio, pero siempre hacía todo esto con una encantadora sonrisa.

Se ha ido el Papa amable, del que recordamos sus abrazos a benefactores de la humanidad como Pinochet y Castro; abrazos, eso sí, varoniles y sin mariconadas, para dejar clara la postura del Vaticano en lo referente a la homosexualidad.

Nos ha dejado el Papa que luchó con todas sus fuerzas contra la Teología de la Liberación, por atea y pecaminosa, ya que todo el mundo sabe que eso de ayudar a los pobres es una errata de la Biblia.

El Papa mediático (incluso después de muerto, como el Cid).

Por cierto, leo con sorpresa que en el Vaticano se planea elegir un Papa “de transición”, es decir, un Papa de edad avanzada que duraría sólo un par de años, nada de un papado largo. Yo no sé lo que pensarán ustedes, pero si cuando se muera el próximo Papa nos van a torturar otra semanita entera con el funeral, el testamento, obra y milagros, el camarlengo y etcétera, entonces, por humanidad, deberían elegir a un chaval de veinte años, hombre.

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