Cada vez estoy más cansado de discutir con ciertas personas que sólo se dedican a recitar consignas y a llamar "asesinos" y "terroristas" a aquellos que no piensen como ellos. Creo que Sócrates se habría suicidado de haberle tocado vivir esta época (ya, también se suicidó en la suya, pero al menos entonces lo hizo obligado).
Ahora, al parecer, todo vale y no tenemos que intentar convencer a nadie por el valor de nuestros actos o palabras, sino por la repetición sistemática de dogmas vacíos. No somos "buenos" porque nuestros actos así lo demuestren, sino porque sí, lo que se puede resumir de esta manera: "Yo, como soy de los buenos, puedo actuar como los malos."
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