Este año no tenemos árbol de navidad y mi propuesta de decorar el perchero como sustituto no ha salido adelante. Tampoco ha gustado la idea de traer un ciprés del cementerio. Qué triste es una navidad sin símbolos homologados. Si esto fuera una película de Capra, los vecinos ya habrían tirado la puerta abajo y nos habrían entregado entre risas un maravilloso abeto. Después cantaríamos villancicos y nos emborracharíamos.
Porca miseria.
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