Anoche soñé que iba a Galicia sin decirle nada a Lara, para darle una agradable sorpresa. Cuando llegué al piso, una de sus compañeras me informó de que Lara no estaba en casa, así que decidí hacer aún más interesante la sorpresa: me escondí bajo la cama y esperé a que llegara. Cuando llegó, esperé a que se acercara a la cama, momento que aproveché para cogerle del tobillo a la manera de las pesadillas ancestrales infantiles. Lara reaccionó pisándome la cabeza.
Luego, no sé por qué, soñé que volvía al punto de partida: yo llegando al piso de Lara sin haberle notificado mi visita. En esta versión del sueño, llego por la noche al piso y me vuelve a abrir una compañera, que me dice que Lara ya está acostada. Entonces tengo otra idea genial: me meto sigilosamente en la cama con ella. Sus gritos despiertan a todos los vecinos.
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