martes, 30 de noviembre de 2004

Mujeres

"Lo he hecho todo por las mujeres. Porque me gusta mirarlas, tocarlas, olerlas, disfrutarlas y hacerlas disfrutar. Las mujeres son mágicas, así que me hice mago".

(De Vivamente el domingo, de François Truffaut)

Mi obsesión por las mujeres es inversamente proporcional al caso que me han hecho siempre. Mis recuerdos más interesantes están protagonizados por ellas. Recuerdo que en parvulitos (o algo así, mis recuerdos no llegan a tanto), me sentaron junto a una niña rubita de la que quedé prendado en el acto. Me habían dado una libreta en la que tenía que escribir repetidas veces mi nombre, por aquello de la caligrafía, y vi que lo que ella escribía en la suya era "aaaaaaaaaaaaaaaa", por lo que inteligentemente deduje que se llamaba así. Aquella niña me daría mi primer beso, pero yo no sospechaba que tendría que esperar casi 20 años para el segundo...

En cuarto de EGB me enamoré de mi amiga Katiana, que tenía bigote y estaba obsesionada con MacGyver. Nunca le dije nada, pero creo que yo también le gustaba (de pequeño era muy guapo, luego la pubertad me hizo un par de putadas).

Y antes, en primero, segundo o tercero de EGB, no lo recuerdo, me castigaron en clase por no realizar la tarea que había mandado la profesora. Y no lo hice porque me pasé toda la clase tirando el lápiz al suelo para agacharme a recogerlo y verle las bragas a la niña que estaba sentada frente a mí. Claro, cuando la profesora me preguntó "¿y qué has hecho durante la hora en vez de lo que he mandado?", no podía contestar: "he estado mirándole las bragas a esa", así que no respondí nada y me castigó. Fue la primera de una larga serie de cagadas a causa de las mujeres. Por cierto, cuando le conté esto a Lara (en la cama) me dijo: "¡pero si los niños a esa edad no se fijan en las niñas!", lo cual, por otra parte, también se lo dicen a Woody Allen en Annie Hall.

Otro día hablaré de las veces que me he vestido de mujer.

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