miércoles, 10 de noviembre de 2004

Freud nunca habló de esto

La otra noche soñé lo siguiente:

Al parecer en mi habitación era perentorio que se realizaran ciertas chapucillas, así que mi padre contrató a un par de albañiles para dicha tarea. Cuando llegaron los albañiles mi sorpresa fue mayúscula al ver que uno de ellos era Melendo, mi profesor de metafísica. Fueron a mi habitación y, no sé por qué, el que no era Melendo se marchó, mientras que el que sí era Melendo se desnudó y empezó a hacer su trabajo en pelotas. Ahí estaba yo, viendo a mi profesor de metafísica en pelotas atareado con el cemento. Bueno, una vez que terminó de hacer lo que fuera que estaba haciendo, se vistió y bajó las escaleras de mi cuarto detrás de mí. Yo me adelanté bastante para abrirle la puerta y esas cosas, con lo que al parecer me perdió de vista y se quedó en el rellano. Desde la puerta le escuché gritar, de forma bastante tonta, "¿está K?, ¿está K?" Subí las escaleras y ahí estaba, mirándome como el que ve tierra después de creerse perdido en el mar. Yo le pregunté "¿por qué no has bajado?", a lo que contestó que no sabía si tenía que bajar las escaleras para salir de casa o no. Yo, bastante molesto, le increpé: "¿pero no has subido estas mismas escaleras hace un rato, joder?" En vez de "joder" quería decir "gilipollas", a decir verdad.

Y entonces desperté.

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