Anoche soñé que estaba nominado a un Oscar. Ya en la gala, en el momento en el que se anunciaba el nombre del ganador, quizás debido a mis nervios, me pareció escuchar el mío, así que me levanté de mi asiento con una sonrisa triunfal y le di la mano a unos cuantos de mis atónitos compañeros. Sólo me di cuenta de mi error cuando subí al estrado y me encontré con el auténtico ganador, que me miraba con estupefacción mientras sujetaba su Oscar. Todo el mundo era testigo de mi cagada monumental, era el fin de mi carrera. Sólo podía hacer una cosa: le arrebaté el Oscar a mi contricante y empecé a atizarle aviesamente con él.
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