miércoles, 6 de octubre de 2004

Amigas

Dos mujeres se disputaban mi alma, que no mi cuerpo, claro, en una lucha sin cuartel. "Ella sí que te manipula, que incluso te hace cambiar la grafía de tu nombre (de K a Q)", decía una de la otra. Ninguna quería ser mi novia, pero las dos parecían dispuestas a ser mi viuda.

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