Asuntos urgentes requieren de toda mi atención allá por tierras gallegas (básicamente se trata de un festival de rockeros trasnochados y amantes de todo tipo de sustancias prohibidas), así que mañana salgo temprano para allá y no volveré hasta el lunes o el martes de la semana que viene. Por alguna extraña razón, Santiago se ha convertido, tanto para Stanley Ilis (el que me acompaña) como para este que os cuenta su vida, en una especie de Tierra Prometida o América en lontananza en donde no sólo las calles están empedradas de oro, sino que además bellas mujeres nos esperan con los brazos abiertos (y no sólo los brazos). En fin, la semana que viene ya relataré las decepciones que ahora mismo son sólo potencia y no acto (escribo esto por si se pasa por aquí mi profesor de metafísica y así comprueba que le doy buen uso a sus enseñanzas).
It's only rock and roll, but I like it.
Cuídenme el chiringuito, por favor.
P.D: Ya que no voy a estar para defenderme, aprovechen mi ausencia para comentar mis intimidades más vergonzosas.
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