Habrá otras oportunidades, decían como si hubiéramos perdido un tren y no pasara nada porque ya vendría otro en algún momento, aunque tuviéramos que esperar mucho. Pero, en realidad, la oportunidad se nos había ido de las manos como si hubiera caído a un precipicio y nos quedáramos aguardando en el borde con la esperanza de que, tarde o temprano, la gravedad se revirtiera.
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