Un nombre vale algo cuando no es un significante vacío, cuando nos transmite información. Aunque sea por error, al recordarnos algo parecido. El nombre del autor es su carta de presentación al mundo, pues ¿quién lee hoy en día? Un nombre que inspire confianza, que suene a reputado pensador, que quede bien en la estantería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario