Ahí estábamos, at the turn of the century, cargados de gloriosa inconsciencia. Abramos un blog, dijimos desde el plural mayestático o a la manera de Gollum, no queda claro del todo. Y los años pasaron como una centella mientras despilfarrábamos la vida persiguiendo quimeras literarias. Yo era joven, hace ya un tiempo, le cuenta ahora con aire de confidencia el autor al blog, que cumple la mayoría de edad y lo que le interesa es que por fin puede emborracharse legalmente y no un mundo confuso y absurdo que sólo existió en un pasado ficticio.
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