martes, 22 de septiembre de 2020

La muerte prematura

Me piden que cuente mi caso a la Academia. Morir, en general, es un engorro, pero todavía lo es mucho más cuando te toca en plena juventud, como me ha pasado a mí. ¡Tantos planes y sueños! ¿Qué importan ahora? No comprendes la fragilidad de la vida hasta que no la compruebas por ti misma. Y todo por culpa de Tesla y Newton. Tesla por inventar la corriente alterna que hacía funcionar esa plancha de pelo que se deslizó de forma inadvertida al interior de la bañera en la que intentaba relajarme tras un duro día y Newton por enunciar la ley de gravitación universal, claro. No me miren así, ya sé que la gravedad existe independientemente de que enunciemos leyes al respeto o no, pero dejen que me desahogue culpando a otros de mi fatídico despiste.

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